RP: Desencuentros
Una vez más. Con ésta, ya perdí la cuenta de las veces que en este año me diste alas para volar y finalmente caí de nuevo. Resignación, esa no es mi herramienta favorita pero es la única en la cual me puedo asir si no quiero terminar odiándote otra vez. De alguna manera tengo que justificar tus faltas ante mí. No sabes el trabajo que me cuesta hacerlo. Así es, no lo sabes.
Incontables son las veces en que por el e-mail me asegurabas un próximo encuentro. Muchos los mensajes de texto en los que luego de acordar el día de nuestra salida, te despedías con un -"te confirmo"-. Nunca enviaste siquiera un mensaje para excusarte por dejarme a la deriva. Nunca te tomaste la molestia de llamarme y decirme -"para otra vez será"-. Será quizás que como nunca te has puesto en mi lugar eres incapaz de saber todo lo que causas en mí. Quizás. Quizás.
Incontables son las veces en que por el e-mail me asegurabas un próximo encuentro. Muchos los mensajes de texto en los que luego de acordar el día de nuestra salida, te despedías con un -"te confirmo"-. Nunca enviaste siquiera un mensaje para excusarte por dejarme a la deriva. Nunca te tomaste la molestia de llamarme y decirme -"para otra vez será"-. Será quizás que como nunca te has puesto en mi lugar eres incapaz de saber todo lo que causas en mí. Quizás. Quizás.
Llegado el día elegido para nuestro reencuentro, la expectativa me invade desde el momento en que abro los ojos, me levanto y no hago más que pensar en ti. Como sé que eres olvidadiza, cruzo los dedos rogando que no hayas olvidado nuestra cita. También sé que si tuviste un día pesado no te dan ganas de hacer nada y para que eso no ocurra te envío mis mejores deseos para que el día sea propicio para todos. Antes, solía incluso darte una llamada ya que mi nerviosismo era tal que tan sólo escuchando tu voz podía tranquilizarme; aún cuando al final terminaras diciéndome -"hoy no puedo"-. Pero con el tiempo aprendí que llamarte sólo avivaba tu egocentrismo. Aunque tú siempre dijeras que no era así, yo sabía que en el fondo mis llamadas no hacían más que confirmarte que yo era un títere bajo tu control.
Pasado el día y llegada la noche, noticias tuyas son las que menos obtuve. Otra oportunidad más que se pierde. No sé quién pierde más, si tú o yo: Tú pierdes una noche de tertulia entretenida; Yo pierdo la oportunidad de decirte que a pesar de todo, siempre estarás conmigo.
El día se acaba y mi mejor medicina a estas alturas de la noche es dormir. Así por lo menos logro borrarte de mis pensamientos y al día siguiente este alboroto habrá quedado en el olvido. Como los otros tantos que se han ido sumando a la lista del borrón y cuenta nueva.
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