La Vecina
La ventana de mi cuarto estaba entreabierta. Hacía rato ya que escuchaba la música proveniente de algún lugar no muy lejano. Ésta se me hizo familiar. Saqué la cabeza por la ventana para descubrir de dónde provenía tal melodía pero no pude ubicar su procedencia exacta. La música seguía y era obvio que no provenía de una emisora radial. El tiempo transcurría y ya era hora de realizar mi paseo cotidiano, así que me alisté, cogí mi gorro y salí a la calle raudamente.
Caminé siguiendo aquel sonido y casi al llegar a la esquina descubrí que la música provenía de la tienda de Dvd's. Fue entonces que entré a dicha tienda preguntando por CD's musicales:
- "Tienes Cd's o Dvd's de Technocumbia..."
No terminé de decir la frase completa pues fue ahí cuando me dí cuenta que la chica con la que hablaba era Dalila, la nueva vecina que vive a una puerta de mi casa.
- "Sí" -me dijo- "¿Algo parecido a esto?" -y me mostró el empaque del Cd que escuche a través de mi ventana rato atrás.-
En esos momentos quería que entrara alguien o que pasara algo para dejar de sentir la presión de ese momento. Y es que el estar a solas con aquella chiquilla me desarticuló por completo; a pesar de que ella no hacía más que buscar de entre todos los Cd's que tenía en el estante, alguno que fuera de mi agrado.
- "Mire aquí hay otro Cd variado. Tiene Agua Bella, Gilda, ..." -me dijo-
Esperé a que lo pusiera en la vitrina para poder cogerlo y revisarlo. Ya habían pasado un par de minutos y yo seguía allí en total mutismo. No sé por qué pero la lengua se me había enredado por completo y para ese entonces las gotas de sudor que se asomaban por mi rostro ya eran evidentes asi que no me quedo más que tomar valor y tratar de manejarme lo mejor posible.
- "¿Y no tienes otro parecido al que me mostraste primero?
Mientras ella seguía buscando, me quité los lentes pues estos estaban empañados de tanto calor. Y no es que Dalila sea una ricurita, pero tiene un "no sé qué" que me intimida muchas veces.
- "Aquí tengo otro. Es variado también." -me dijo-
Para ese entonces, pañuelo en mano me estaba secando el rostro y comencé a hablar entrecortado producto del "muñequeo".
- "Err... A ver pruebame este par. Aunque este Cd que me mostraste primero suena bien."
A pesar de que casi todo el Cd ya lo había escuchado a través de la ventana, torpemente le pedí volver a escucharlo. En ese momento sentí que las ideas ya no me hilvanaban así que ya era hora de terminar con aquel asunto.
- "Está bien, me llevo estos dos. ¿Cuánto es?"
Finalmente se iba terminando el suplicio. Busqué en mi bolsillo la cantidad de soles necesarios para cancelar la cuenta. Era simplemente pagar y salir del lugar pero tontamente se me ocurrió decir algo más.
- "Voy a ir probando éstos. A ver si para la próxima me llevo este otro que también se ve bueno y..."
¡Horror! Tenía que salir de una buena vez porque esto ya se estaba volviendo un caos. Cogí los Cds y los metí en mi maletín. Me puse los lentes, salí y caminé rápido hasta llegar a la esquina y voltear la cuadra. Finalmente me sentí libre y poco a poco la ecuanimidad regresó por completo aunque tuve que lidiar con un pequeño inconveniente. Fue recién allí que noté que mi polo estaba húmedo producto del bochorno de aquel momento.
Rato después emprendí la marcha y continué con mi actividad propia de aquella mañana. Pero desde ese día, paso las tardes sentada junto a la ventana, observando a lo lejos, que es lo que ocurre en la tienda donde trabaja la dichosa Dalila.
Caminé siguiendo aquel sonido y casi al llegar a la esquina descubrí que la música provenía de la tienda de Dvd's. Fue entonces que entré a dicha tienda preguntando por CD's musicales:
- "Tienes Cd's o Dvd's de Technocumbia..."
No terminé de decir la frase completa pues fue ahí cuando me dí cuenta que la chica con la que hablaba era Dalila, la nueva vecina que vive a una puerta de mi casa.
- "Sí" -me dijo- "¿Algo parecido a esto?" -y me mostró el empaque del Cd que escuche a través de mi ventana rato atrás.-
En esos momentos quería que entrara alguien o que pasara algo para dejar de sentir la presión de ese momento. Y es que el estar a solas con aquella chiquilla me desarticuló por completo; a pesar de que ella no hacía más que buscar de entre todos los Cd's que tenía en el estante, alguno que fuera de mi agrado.
- "Mire aquí hay otro Cd variado. Tiene Agua Bella, Gilda, ..." -me dijo-
Esperé a que lo pusiera en la vitrina para poder cogerlo y revisarlo. Ya habían pasado un par de minutos y yo seguía allí en total mutismo. No sé por qué pero la lengua se me había enredado por completo y para ese entonces las gotas de sudor que se asomaban por mi rostro ya eran evidentes asi que no me quedo más que tomar valor y tratar de manejarme lo mejor posible.
- "¿Y no tienes otro parecido al que me mostraste primero?
Mientras ella seguía buscando, me quité los lentes pues estos estaban empañados de tanto calor. Y no es que Dalila sea una ricurita, pero tiene un "no sé qué" que me intimida muchas veces.
- "Aquí tengo otro. Es variado también." -me dijo-
Para ese entonces, pañuelo en mano me estaba secando el rostro y comencé a hablar entrecortado producto del "muñequeo".
- "Err... A ver pruebame este par. Aunque este Cd que me mostraste primero suena bien."
A pesar de que casi todo el Cd ya lo había escuchado a través de la ventana, torpemente le pedí volver a escucharlo. En ese momento sentí que las ideas ya no me hilvanaban así que ya era hora de terminar con aquel asunto.
- "Está bien, me llevo estos dos. ¿Cuánto es?"
Finalmente se iba terminando el suplicio. Busqué en mi bolsillo la cantidad de soles necesarios para cancelar la cuenta. Era simplemente pagar y salir del lugar pero tontamente se me ocurrió decir algo más.
- "Voy a ir probando éstos. A ver si para la próxima me llevo este otro que también se ve bueno y..."
¡Horror! Tenía que salir de una buena vez porque esto ya se estaba volviendo un caos. Cogí los Cds y los metí en mi maletín. Me puse los lentes, salí y caminé rápido hasta llegar a la esquina y voltear la cuadra. Finalmente me sentí libre y poco a poco la ecuanimidad regresó por completo aunque tuve que lidiar con un pequeño inconveniente. Fue recién allí que noté que mi polo estaba húmedo producto del bochorno de aquel momento.
Rato después emprendí la marcha y continué con mi actividad propia de aquella mañana. Pero desde ese día, paso las tardes sentada junto a la ventana, observando a lo lejos, que es lo que ocurre en la tienda donde trabaja la dichosa Dalila.
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